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Mitologia Popular Manchega (III)

GARDUÑA

Los de la Puebla del Príncipe y Santa Cruz de los Cáñamos sospechaban que era una bestezuela peluda y negrusca que vivía en los pozos. Arrastraba a los niños que se asomaban al brocal, pena por no obedecer los consejos de mamás y abuelas de no acercarse.

Ancianos y ancianas de Villanueva de los Infantes lo recuerdan como: “Bicho que va de árbol en árbol, raposa, rapiña… se criaba en los árboles y si por la mañana aparecían en el suelo de los árboles restos de bellotas, es porque la garduña se las había comido”, “Ser de manos alargadas, encorvadas y andar agachado”, “Ser femenino con cara gatuna”.

 



GORRO COLORAO

Linaje de los duendes.

Aparece en algunos de los cuentos populares manchegos como fiero guardián de tesoros, en otros, como malévolo duendecillo.

Pero, según un informante de Almedina, existió un “Gorro” o “Gorrillo Colorao”, que se hizo muy famoso. Parece ser, que este hombrecillo totalmente vestido de rojo de la cabeza a los pies, se convirtió en la sombra de un mal pagador que le seguía a todas partes. Cuentan que la cosa era chocante, pues, todos lo podían ver, menos el moroso. Su sola presencia ponía sobre aviso a los futuros tratantes o vendedores.

Se le representaba como a un hombre de edad indeterminada y de corta estatura.

 



GUIRRA

Ha pasado a la mitología popular por su proverbial suciedad. “Guirla” ocasionalmente es sinónimo.

 



LOBO HECHAÍZO


Fascinante individuo mitológico, hoy al borde de la extinción en la fantasía de los habitantes del Campo de Montiel.

El hombre, montieleño de nación, afectado de licantropía, no sufría teatrales transformaciones, en ciertos procesos no perdía sus características humanas, contentándose por andar a cuatro patas. Sus cambios más notables eran el crecimiento desmesurado de las uñas, de los caninos y abundante y largo pelo por todo el cuerpo. En excepcionales ocasiones sufría metamorfosis zoomórficas, convirtiéndose en lobo.

De estos últimos hay localizado un singular Lobo Hechaízo en Villamanrique: “…en las noches de luna, un hombre se convertía en lobo, e iba arañando las puertas de las casas”. Al amanecido se descubrían abundantes mechones de pelo en los umbrales de las “portás”. Se creía que era porque el “Hechaízo” se rascaba rabioso los lomos contra las maderas: “p’a matarse las pulgas”.

Otro pueblo donde se ha detectado las andanzas del “Lobo Hechaízo”, es Almedina. De él se decía que había sido víctima de una maldición y siendo consciente de los cambios que sufría determinadas noches, avisaba a la familia que no abriera las “portás” por mucho que las aporreara: “por la Virgen de los Remedios, no abráis… no abráis, que no soy… que no soy yo”. Aquella noche los familiares cumplían el consejo al pie de la letra.

Resulta curioso y desconcertante, pues la identidad de los “Hechaízos” era conocida por toda la vecindad, cosa que no impedía la pacífica convivencia diaria.

Para los informantes de Villanueva de los Infantes el “Lobo Hechaízo” era: “Una persona agazapada y con aspecto de perro rabioso que bajaba de entre la espesura de los montes y sierras”, “Ser entre humano y animal, de orejas grandes”, “Se habla de un personaje de cuentos somero, que no da la cara y cuando la da es para hacer daño. ¡Viene arrastrándose, como el lobo hechaízo”.

Los ruidereños lo utilizaban como calificativo despectivo: “¡Pareces un lobo hechaízo!”.

 

 

LOBERICO


Personaje único. Principal sujeto de las célebres danzas de Las Ánimas de Albaladejo. Reúne una serie de particularidades, símbolos y conductas, realmente espectaculares y herméticas.



MALA COSA

Aparición lúgubre y nebulosa sin formas definidas. Se la vincula con las Santas Ánimas Benditas.

Se contaba en Villamanrique de uno que: “Estaba novio en la Torre, cuando una noche regresaba con la bicicleta de ver a la novia, a la altura del Estrecho se le cruzó un “gorrinete”. Él apeándose de la bicicleta salió detrás de él, adentrándose en el campo, cuando ya iba a alcanzarlo, el gorrinete se transformó en una “cosa mala” y se asustó y salió huyendo”.

Otro testimonio del mismo entrevistado atestigua: “Íbamos al campo y vimos venir a un hombre a caballo, que desde lejos, parece tenía buen aspecto, sin embargo cuando se acercaba vimos como sus trazas no eran como creíamos, sino que era viejo, feo, remendaote. Cuando nos cruzamos, y lo saludamos, el caballo del hombre empezó a dar trotecitos hacia atrás, hasta que desapareció por donde había venido”.

A un galán de Torre de Juan Abad de regreso de festejar a su moza villorreña, a la altura de los muros de Joray, en la revuelta del camino, una fuerza glacial y brutal lo derribó de su montura. Mula y mozo huyeron despavoridos en dirección al pueblo, sin mirar atrás. Nunca se supo quién o quiénes habían descabalgado al festejador… pero muchos señalaron a la “Mala Cosa”. De ésta, se cree vivía en unos subterráneos que estaban bajo los muros de la torre. Del mismo modo hay quienes afirman que fue la “Mano Negra” que tenía su abrigadero junto a las acequias del arroyo de las “Aliagas”.

En Torre de Juan Abad, en el Cerro de los Gatos, una espantable “Mala cosa” se apareció a un abuelo, que hizo caso omiso de las disposiciones del cura párroco de no trabajar el día de Todos los Santos. De una nube negra salió una doliente figura de vagos rasgos humanos, que le recriminó con voz de ultratumba su falta de devoción.

 

 

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